XII. Compartir

 Caminaban cogidos de la mano, empezando a imaginar cientos de proyectos que podían vivir juntos, el uno con el otro. 

¿Sabes? - dice Marilena. - Uno de mis sueños es tocar en un grupo de música. Yo y mi violín, y infinitas notas musicales a nuestro alrededor. 

¿A qué esperas? Deseo tanto volver a escucharte - le dijo Antonio. - 

Sería un placer para mí - contestó Marilena. - 

Después de un corto espacio de tiempo en el que los dos se acompañaban mutuamente sin que hiciera falta hablarse, Marilena le preguntó a Antonio por como le había ido el resto del día. 

He tenido una reunión acerca de un asunto importante - dijo Antonio. - 

¿Sí? ¿Cuál? - pregunta Marilena con expectación. - 

Pues... Me han estado dando más claves sobre el perfume del que tengo que crear el cartel publicitario que me han pedido - le cuenta Antonio. - ¡El frasco es precioso! Me lo han enseñado hoy. Pero... No sé si seré capaz de dar la talla...

Amor... Pues claro que serás capaz, no dudes de ti - le anima Marilena. - 

No pensaba que fueras a alegrarte tanto - dijo Antonio con una sonrisa agradecida. - 

Antonio, me importas, me importas mucho, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero - canturreó Marilena. - ¿Sabes? Iría al rascacielos más alto y se lo gritaría al mundo. 

¡Tienes la sonrisa más bonita que conozco! - dijo Antonio radiante. - 

¡Pues sabrás que te culpo a ti por ella! - dijo Marilena. - 

¿Por qué a mí? A tus padres... - dice Antonio. - 

Porque la sonrisa es mía, pero el motivo por el que sonrío así... eres tú - dice Marilena. - 

"Tal vez hubiera sido preferible el silencio que sabe tan bien suprimir la emoción, pero me es imposible callar..."

Julio Cortázar. Papeles inesperados.

Ahora es Marilena la que le acaricia y le da un beso, y otro, y otro más. No puede y tampoco quiere parar de besar a Antonio, es una obsesión, es su obsesión. 

¡¡Para!! - dice Antonio. - 

¿Por qué? - dice Marilena, que deseaba seguir besándolo. - 

Todo esto... debería de ser más íntimo ¿no crees? - dice Antonio, ruborizado. - 

Me gustaría - dice Marilena mientras lo besa - que algún día de mi vida - otro beso - lo último que viera al acostarme fuera tu mirada - otro beso - y ver tu sonrisa al despertarme con los primeros rayos de sol - y otro beso más - ¿Has pensado alguna vez en eso? 

Mmm... tiene usted unas ideas geniales señorita - le contestó Antonio. - Mi pequeño tesoro ¿Qué vas a hacer mañana? 

Mañana... tengo un día intenso de trabajo, y también pensaba quedar un rato con Eli, necesitamos una tarde de chicas - respondió Marilena. - 

¿Y como voy a aguantar sin ver esa carita? - pone cara de pena intentando pedir mimos. - 

Antonio por favor... un día... Que hemos estado muy ocupadas... - dice Marilena. - 

Que si tonta, sólo estaba bromeando. ¿En serio creías que iba a enfadarme por eso? - bromea Antonio. - 

Bueno. ¿Y tú qué harás? - pregunta Marilena. - 

Pues... Déjame pensar... Tendré que quedarme un rato en la galería, también quería escribirle a mis padres, y también tendré que ponerme con el proyecto... ¡Soy un hombre ocupado! - le cuenta Antonio. - 

Estaremos bastante ocupados, seguro que ese día separados se pasará muy pronto - dice Marilena. - 

Ojalá porque no aguanto mucho sin verte - dice Antonio. - 

Mientras hablaban no se daban cuenta de que se iban acercando poco a poco a la casa de Marilena, así como de que se había hecho casi de noche. Así que llegó el siempre melancólico momento de la despedida. 

Marilena y Antonio se fundieron en un último beso. 

No te vayas... - dice Marilena. - 

Tengo que irme corazón - dice Antonio con dulzura, demostrando que siente pena pero a la vez sentido del deber. - 

Bienvenidos de nuevo al mundo real. Marilena entra de nuevo en su casa, se prepara para ducharse y cenar con una sonrisa tonta en la cara. La sonrisa que tiene cada vez que piensa en el motivo de su felicidad. 

"Pero, en definitiva, ¿qué es Lo Nuestro? Por ahora, al menos, es una especie de complicidad frente a los otros, un secreto compartido, un pacto unilateral. Naturalmente, esto no es una aventura, ni un programa, ni -menos que menos- un noviazgo. Sin embargo, es algo más que una amistad."

Mario Benedetti. La tregua.

Antonio casi camina por la calle dando saltos de alegría. La felicidad de saber que todo le va bien, que le escribirá a sus padres para contarles sólo buenas noticias, la única noticia que sospecha que no les va a gustar demasiado es que... casi seguro que se quedará en Nueva York más tiempo del que pensaba. No sabe cuando volverá a ver a su familia. Eso lo apena un poco, y en esas cavilaciones está cuando llega a su pequeño ático, y se dispone a prepararse para cenar y dormir. 

"La poesía está en todo, en la tierra y en el mar, en el lago y en la ribera del río. También está en la ciudad, no lo niegues, se hace evidente a mis ojos, mientras estoy aquí sentado: hay poesía en esta mesa, en este papel, en este tintero. Hay poesía en el ruido de los coches, en la calzada, en cada movimiento vulgar y ridículo de un obrero que, al otro lado de la calle, pinta el cartel de una carnicería."

Fernando Pessoa. Diarios