Yo no sé explicarte cómo empecé a sentir algo así, por quién menos lo esperaba y en el momento menos esperado - dijo Marilena. - Si supieras qué tan agradecida estoy por ti. de verdad estoy enamorada, libre y sinceramente enamorada.
Veo un mundo perfecto cuando te miro, eres tan ideal... ¿Desde cuando empecé a pensar así? - dijo Antonio. -
¿Desde que me conociste? - respondió Lena con otra pregunta. -
Probablemente. Eres perfectamente inspiradora y bella para mí. - le dijo Antonio. -
¡¡No me adules!! ¡Que al final me lo creeré! - dijo Marilena riéndose. -
¡Puedes creerme! ¡No lo hago! - dijo Antonio. -
Antonio, tengo que irme - dice Marilena. -
Por favor, quédate sólo un poco más, ¿adonde tienes que irte? - preguntó Antonio. -
Tengo que volver al mundo real - contestó Marilena. -
Pues te esperaré aquí, en mi mundo ideal, hasta que decidas volver - dijo Antonio. -
Lo pasaban tan bien juntos, que no se daban cuenta de que el tiempo nunca para. Esa tarde los dos quisieron pararlo, pero se les escapó como arena entre los dedos. Para ser sinceros, Antonio también tenía que descansar porque al día siguiente le esperaba otra larga jornada.
¡No puedo sin verte, Lena! Dime que mañana estaremos juntos de nuevo al menos otro ratito .- se despidió Antonio. -
No veo la hora de volver a verte, te espero mañana al mediodía donde siempre, ojalá las horas se pasen pronto - dijo Marilena. -
Pocas noches vivieron tan dulces estando separados, porque mirando los dos el mismo firmamento, se sentían juntos de nuevo. Sólo deseaban que el tiempo pasara rápido para volver a coincidir.
Los días cada vez eran más largos y calurosos, y la pasión entre Antonio y Marilena iba creciendo casi al mismo tiempo que iba aumentando la temperatura a medida que se acercaba el verano.
Al día siguiente a las ocho de la mañana Antonio está listo para la próxima reunión con su socio. Esta vez no va a un parque, va a una oficina que se encuentra en un alto rascacielos al estilo neoyorquino. La planta 38 de cincuenta pisos, no recordaba haber estado tan alto. Antes de su reunión estuvo esperando diez minutos, momentos en los que miraba extasiado el paisaje urbano que se extendía bajo sus pies. ¡Impresionante!
Hoy su socio Michael no estaba solo, y eso fue una sorpresa para él. Estaba acompañado por otro señor tan elegantemente vestido como él.
¡Hola Antonio, buenos días! ¿Cómo está? Le presento a Juan, ¿recuerda mi propuesta de la última vez, la del anuncio de perfume? Tiene usted delante a su creador, hoy le dará todos los detalles en primicia - le dijo Michael dándole la bienvenida con entusiasmo. -
¡Fenomenal! - dijo Antonio con una sonrisa de oreja a oreja, - no me esperaba una sorpresa tan fantástica, estoy muy expectante por conocer más sobre el proyecto.
Antonio no se esperaba que hoy fuera a conocer a Juan, y se siente muy entusiasmado porque siempre le gustó comenzar nuevos proyectos y con este aprendería muchas cosas nuevas que le harían alcanzar un prestigio y reconocimiento más alto.
Bueno, ahí tiene usted el frasco de perfume, aún le falta superar alguna que otra prueba, pero está casi listo para ser lanzado a la venta. ¿Qué le sugiere? - preguntó Michael mostrándole el frasco que había sobre la mesa. -
El botecito era de cristal, tenía una apariencia elegante, pareciera que se enrollaba sobre sí mismo a la vez que se quedaban grabados unos surcos sinuosos sobre el cristal. De un color verde que trasmitía frescor. Tiene pequeño tamaño, pues siempre se ha dicho que los mejores perfumes van en frascos pequeñitos. ¿Será verdad?
Mmm... Déjame pensar un momento... se me ocurre una imagen idílica, frescura estival... - le contesta como queriendo imaginarse algo Antonio. -
En su cabeza una mujer ofrecía un frasco de perfume a su amado, bajo un sauce, sobre flores, y con el agradable sonido de un riachuelo cercano. ¡Éxito seguro! Sólo esperaba que al menos fuese original.
Ahora si le parece le hablaré un poco de su fragancia: he querido reproducir el olor de un apacible paseo por el bosque, por lo que le recordará a hierba recién cortada, fragancia muy... masculina diría yo... La familia de este tipo de fragancias se llama Fougère, que significa helecho en francés. Una mezcla entre lavanda, cumarina y musgo de roble - explicaba detalladamente Juan. -
¿Qué le parece? - terminó por preguntar. -
No tengo mucha idea de fragancias ni de perfumes, pero he de reconocer que hoy me ha enseñado mucho, y me ha trasmitido que su mundo es también muy apasionante, y lo más importante, me siento con ganas de seguir ayudándole a llevar a cabo este proyecto - contestó Antonio. -
¡Nunca terminará usted un día sin aprender algo nuevo! - dijo Juan. -
¡Una buena máxima de vida! - dijo Michael, que había estado escuchando detenidamente aunque no había hablado demasiado. -
Y bien, creo que ya le he dado suficientes detalles para que pueda empezar a inspirarse, sólo nos queda concretar otra cita. ¿Sabe usted en cuánto tiempo podría tener terminado el anuncio? - preguntó Juan. -
Pues... no lo sé, creo que en un mes estará listo... - contesta Antonio, y continúa - Oiga no es por meterme yo con la manera en la usted trabaja, pero es que me falta por saber un pequeñísimo detalle.
¿Ah, sí? ¿Podría saber de qué se trata? - preguntó Juan. -
No me ha aclarado usted aún como va a llamar la fragancia - dijo Antonio. -
¡Oh sí! ¡Tiene razón! ¡Qué despiste! Se llamará "Oh sole mío" - contestó Juan. -
¡Un nombre líricamente perfecto! - dijo Antonio. -
¡Gracias, gracias, gracias por depositar en mí toda su confianza! ¡Ojalá salga todo perfecto y alcance el éxito!
Satisfecho por haber conocido a Juan, el que confiaba le daría nuevas oportunidades en nuevos nichos de mercado, Antonio se dio una vuelta para desconectar, respirar y pensar.
A poco que pasara un rato paseando, en algún momento le asaltaba la inspiración, ese día fue diferente, especialmente inspirador, y es que pasó un buen rato cerca de alguien que tocaba un violín. Sólo escuchaba y pensaba.
¿Desecharía la primera idea que se le ocurrió para el anuncio del perfume? ¿Qué mas ideas podía tener? Podía dibujar a la pareja en un globo aerostático rodeado de macetas, o podría dibujar el botecito en medio de un jardín como naciendo de las flores, de la mano de un pequeño duende. ¿Sería capaz? ¿Debería de buscar consejo en Michael? Son muchas preguntas las que se cuestionaba, y se sentía algo abrumado.
Tras recorrer un poco más el paseo en el parque, vio que el sonido del violín provenía de una chica. una chica cuya cara le resultó algo familiar, no tardó mucho tiempo en darse cuenta de que era... ¡Marilena!
Antonio no se dio cuenta pero poco a poco se había ido acercando a ella, después de haber tocado la última pieza instrumental Lena subió la mirada y ambos se miraron sorprendidos.
¿Eres... tú? ¿Qué haces aquí? - le pregunta Antonio. -
Hay cosas que aún no sabías de mí... - dice Marilena. -
Pensaba que andabas todo el día en el café, no me lo habías dicho... - dijo Antonio. -
¿Me estás pidiendo explicaciones? ¡Si ni siquiera me has dado tiempo para contártelo! - dijo Marilena. -
¡Eres boba! No tengo por qué pedirte explicaciones de ello... - dijo Antonio. -
¿Boba? Pues anda que tú - Marilena sonrió intentando parecer picante. -
Tampoco tengo razones para ocultártelo, lo que ha pasado es que has descubierto mi pasión antes de que te la mostrara - le dijo Marilena. - ¿Te gusta? - le preguntó. -
¡Marilena, nunca vas a dejar de sorprenderme! Cariño, me llegó al alma... Me gusta tu manera de estremecerme... - le contesta Antonio con una mirada sexy. -
Antonio miró la cara radiante de Marilena, la cogió entre sus manos, le acarició las mejillas y la besó.
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