Mis últimas entradas.

5 lecciones sorprendentes que nadie te contó sobre el oficio de escribir ✒️

 Más allá del sueño de ser escritor.

Hola amigos! ¿Has soñado alguna vez con ser escritor? Es una aspiración que a menudo se viste con imágenes de éxito, reconocimiento y la idea romántica de un talento innato que brota sin esfuerzo. Se imagina la novela perfecta, los miles de lectores y el prestigio que acompaña a una carrera literaria consolidada. Sin embargo, la realidad del oficio es muy distinta a esta fantasía.

El camino del escritor está lleno de verdades que van en contra de lo que solemos intuir y realidades sorprendentes. Comprender estas realidades no es desinflar el sueño, sino liberarlo del peso de falsas expectativas. Es la diferencia entre perseguir un espejismo y construir una carrera ladrillo a ladrillo, con los pies en la tierra pero la vista en el horizonte.

Hoy te voy a desvelar cinco lecciones para que las tomes como una guía práctica para navegar tu carrera literaria con una perspectiva más clara, realista y poderosa.



1. El éxito de un bestseller no tiene fórmula (y sus lectores no suelen leer)

Deja de buscar la fórmula del 'bestseller'. No existe. En un revelador análisis, los diarios The New York Times y Le Monde encontraron que, en un momento dado, seis de los diez libros en sus listas de más vendidos habían sido éxitos imprevistos, incluso para sus propios editores. El superventas es un fenómeno que obedece más al azar que a una receta.

Sus características clave lo confirman:

✒️ Son imprevisibles. Como demuestra el análisis, ni los expertos del sector pueden predecir con certeza qué libro capturará la atención masiva.

✒️ Su éxito no es reproducible. Un libro puede poner de moda un género, pero los títulos que siguen su estela raramente alcanzan las mismas cifras de ventas. Tampoco se garantiza que el siguiente libro del mismo autor sea otro bestseller.

✒️ Atraen a lectores no habituales. La paradoja del superventas es que su éxito masivo depende de llegar a personas que normalmente no leen, creando una disrupción temporal en el mercado.

✒️ La calidad literaria no es el factor determinante. Precisamente porque su público a menudo no son lectores asiduos, su criterio para juzgar el valor artístico de una obra es limitado, lo que a veces encumbra libros de escaso valor literario.

Escribe la mejor obra que seas capaz de crear, una que sea fiel a tu propia visión. 

2. "Fracasar" es vender 300 libros, o puede ser que sea todo lo contrario. 

En un mundo obsesionado con las cifras millonarias, es fácil sentirse un fracasado. Sin embargo, la realidad editorial es mucho más modesta. Un informe de Nielsen aporta un dato revelador y contundente: los autores nacidos a partir de 1980 venden, de media, 300 ejemplares de sus obras.

El concepto de "fracaso", por tanto, es totalmente relativo. Para una editorial pequeña, vender unos pocos centenares de ejemplares de una primera tirada no solo no es un fracaso, sino que puede considerarse un éxito rotundo. De hecho, el éxito puede significar cosas distintas en contextos diferentes: los libros más vendidos en las grandes cadenas no suelen ser los mismos que triunfan en librerías pequeñas, donde un público más literario busca obras diferentes.

Esta perspectiva ayuda a poner las cosas en su sitio. Te permite redefinir el éxito en tus propios términos, valorar cada libro vendido y celebrar cada pequeño logro como lo que realmente es: un paso adelante en un camino de largo recorrido. Vender 600 ejemplares no te hará millonario, pero te sitúa muy por encima de la media de tu generación.


3.  El talento no es un don innato, es una capacidad que se entrena.

Deja de esperar a la musa. El talento se construye, no se hereda.

Uno de los mitos más paralizantes en el mundo creativo es el del talento innato. La idea de que se nace escritor, como se nace con los ojos azules, condena a muchos a abandonar antes siquiera de empezar, pero esta visión es falsa.

El talento no es un don místico; es, simplemente, "aptitud". Y la aptitud se define como la "capacidad para operar competentemente en una determinada actividad". No es algo con lo que se nace, sino una habilidad que se construye y se perfecciona.

Esta capacidad se puede entrenar. Exige propósito, compromiso y perseverancia. Se desarrolla leyendo, escribiendo, estudiando la técnica y, sobre todo, trabajando con foco y disciplina. Lo que a menudo falta no es el "talento", sino la capacidad y la voluntad de esforzarse hasta alcanzarlo. Esta es una de las ideas más motivadoras para cualquier aspirante a escritor: tu potencial no está predeterminado, lo construyes tú cada día.

4. No todos los escritores buscan la fama (y quizá tú tampoco deberías) 

La fama es un espejismo. La conexión con el lector es el verdadero premio.

Se asume que todo escritor anhela la fama, las entrevistas y el reconocimiento público. Pero para muchos autores, este no es el objetivo, sino una distracción. El verdadero reconocimiento que se busca, el que da sentido al esfuerzo, es el del lector. Es su satisfacción, su conexión con la obra, lo que el escritor desea provocar.

Milan Kundera, citando a Flaubert, lo expresó con una claridad meridiana, defendiendo la idea del autor que se hace invisible para que su obra brille con luz propia.

El novelista, según Flaubert, es aquel que quiere desaparecer tras su obra. Desaparecer tras su obra quiere decir renunciar al papel de hombre público.

Esta filosofía no es una rareza teórica; ha sido la práctica de algunos de los autores más enigmáticos y respetados de la literatura. La historia está llena de ejemplos de autores que huyeron del foco mediático para proteger su trabajo y su vida, como J. D. Salinger, Thomas Pynchon o, más recientemente, la misteriosa Elena Ferrante. Su legado no es su imagen pública, sino sus libros. Stephen King lo resume en una frase que debería ser un mantra para todo escritor:

Escribir no es cuestión de ganar dinero, hacerse famoso, ligar mucho ni hacer amistades. En último término, se trata de enriquecer las vidas de las personas que leen lo que haces.

5. El secreto no es lo que cuentas, sino lo que callas.

Lo que callas grita más fuerte que lo que escribes.

En la escritura, a menudo menos es más. Esta es la esencia de la "Teoría del Iceberg", acuñada por Ernest Hemingway. Según este principio, el texto visible es solo una pequeña fracción de la historia total. La mayor parte —los sentimientos, el trasfondo, las motivaciones profundas— permanece sumergida, no dicha, pero su peso da fuerza y solidez a lo que sí se cuenta.

Hemingway desarrolló esta teoría al escribir su cuento "Out of season", en el que tomó la decisión deliberada de omitir el verdadero final: que el protagonista se ahorcaba. Sobre esta omisión, explicó:


[...] uno puede omitir cualquier parte de un relato a condición de saber muy bien lo que uno omite, y de que la parte omitida comunica más fuerza al relato, y le da la sensación de que hay más de lo que se le ha dicho.


El ejemplo más famoso y contundente de esta teoría es su propio microrrelato de seis palabras, que cuenta una tragedia inmensa sin mencionarla:


"Se venden. Botitas de bebé. Nuevas."


Aplicar este principio requiere una profunda confianza en la inteligencia del lector. Te propongo un ejercicio: toma una de tus escenas y elimina la mitad de las explicaciones. Oblígate a mostrar las emociones solo a través de acciones y diálogos escuetos. Descubrirás el poder inmenso de lo que no se dice.

Conclusión: Escribir es Tomar decisiones. 

Estas cinco lecciones convergen en una verdad fundamental: escribir es un acto continuo de elección. Es la decisión de ignorar la quimera del bestseller para centrarte en tu obra; la decisión de definir el éxito en tus propios términos, no en cifras ajenas; la decisión de entrenar tu aptitud en lugar de esperar un don divino; la decisión de buscar la conexión con un lector en vez de la aprobación de las masas; y, finalmente, la decisión crucial de confiar en la inteligencia de quien lee, sabiendo que lo que callas resuena más fuerte.


Ahora que conoces estas verdades, ¿qué decisión tomarás hoy para acercarte no al éxito que otros definen, sino al escritor que tú realmente anhelas ser?

 

Comentarios