S on las ocho de la mañana, y comienza una nueva jornada de trabajo, es viernes, así que a Marilena y a Elizabeth solo les toca trabajar media jornada, además después de aquella vez que Marilena amaneció tan cansada, sus padres le han dejado un poco más de tiempo libre a la semana. Antonio se encontraba desayunando en una de las mesitas del café, como de costumbre desde que se conocieron. Todo marcha aparentemente normal. Aunque hoy Marilena se siente un poco confundida, no sabe si quiere ver a Antonio o no, después de aquel beso robado. Necesito hablar con usted. escribe Antonio en un pequeño trozo de papel que arrancó de una de las hojas al final de su libreta. ¿Podría hablar con usted? Lo necesito. escribió también Marilena al mismo tiempo en un trozo de papel de embalaje que usaban para envolver los dulces. Cuando Elizabeth se disponía a atender a Antonio, Marilena la paró y le dijo: Por favor, ya voy yo... Pensaba que... - contestó Eli. - Eli, por favor... atiende a esa